Cuando nos planteamos montar un negocio, antes de materializar la idea y convertirla en empresa, debemos analizar varios aspectos para ver si el plan de negocio y nuestras perspectivas son coherentes.
Debemos valorar bien cuánto dinero voy a necesitar y cómo voy a conseguirlo, qué tecnología voy a usar, cuánto equipo necesito contratar o si hay alguna tarea que puedo subcontratar a otra empresa.
Hay algunas empresas, en las que por el tipo de producto vendido o por su modelo de negocio, requieren de una determinada infraestructura: tienda, almacén, taller, oficina, etc. Estos costes de puesta en marcha pueden tener sentido. Pero una cosa es que hagamos un esfuerzo financiero para poner en marcha el proyecto y otra cuestión es que nos lancemos a la aventura, con un endeudamiento muy alto y sin haber valorado la forma de rentabilizar la empresa y el plazo de retorno de esa inversión. Por esto es importante el plan financiero que incluirá: gastos de puesta en marcha, plan de ventas mínimo a 3 años, retorno anual del préstamo si lo hubiera, etc.
Las ideas no valen nada, es la ejecución lo que cuenta. Hay ideas muy buenas, que son inviables técnica y económicamente
Si te encuentras en este caso en el que estás pensando montar tu propio proyecto, para lo cuál tendrás que invertir ahorros propios o bien endeudarte, analiza bien las posibilidades del negocio para recuperar este dinero inicial.
Aspectos a tener en cuenta en el plan de negocio:
Invierte solo lo que puedas perder
En bolsa se suele decir que puedes invertir solo aquello que estás dispuesto a perder.
En el caso de los autónomos este puede ser un buen consejo para aplicar. El riesgo de endeudarte ha de ser menor que la probabilidad de éxito, por eso insistimos tanto en el tema del análisis y el plan de negocio. Las ideas y proyectos tienen que resistir el contacto con el mercado y por tanto el plan de negocio no es inamovible, pero siempre será más fiel al escenario real un plan de viabilidad bien estudiado.
Previsión de ingresos y gastos
Analiza todos los costes fijos que vas a tener. Luego haz lo mismo con los gastos variables: ¿cuánto te cuesta fabricar cada unidad de producto o servicio? Ten en cuenta variables como la mano de obra directa, pero también la indirecta (el tiempo que dedicas a la gestión del negocio y atención al cliente).
Ahora toca analizar los ingresos: haz una previsión de los ingresos a máxima capacidad de venta, es el supuesto más optimista que pueda darse. ¿Cubres todos los costes en este escenario? ¿cuánto te queda de beneficio? ¿Este margen de beneficios antes de impuestos, te permite crecer ?
Si no fueras tan optimista, si solo vendieras la mitad de lo que puedes producir o ofrecer al mercado ¿Cuál sería el margen ahora? ¿es asumible?
Recuerda que con las finanzas más vale pecar de pesimista que de excesivamente optimista, para evitar pillarte los dedos.
No te engañes a tí mismo
Los emprendedores suelen hacer previsiones muy optimistas movidos por la ilusión. Sin caer en el pesimismo absoluto, se trata de ver las cosas de forma realista sin implicaciones emocionales que distorsionen el resultado del análisis económico.
En el primer ejercicio, es habitual que el resultado sea negativo, porque todas las empresas tienen una curva de crecimiento, pero si a tres años vista el resultado sigue siendo negativo, hay que buscar la forma de darle un giro al proyecto para hacerlo competitivo y darle oportunidades reales de sobrevivir antes de hacer la inversión inicial del negocio.
Analiza el sector y el entorno
Tan importante como la propia empresa, es el sector en el que se mueve ¿está en recesión o en expansión? ¿Hay mucha competencia? ¿Qué puedes aportar de valor diferencial respecto a lo que ya ofrece el mercado?
También es importante revisar tus cálculos de precios de venta. Como sabrás el precio mínimo puedes calcularlo a partir de los costes de producción y el margen de beneficio que quieras cargarle, pero es el mercado el que aceptará o no ese nivel de precios. Si tienes ineficiencias que hacen subir mucho tu precio de coste, el mercado te va a penalizar y no vas a vender, a no ser que el valor intangible que ofreces sea sustancialmente superior.
Potencia los servicios o productos más rentables
Los productos o servicios que dejen a la empresa mayor margen de contribución (Margen después de descontar los gastos variables asociados a producirlo) se deberían potenciar, orientando la estrategia de marketing hacia su venta.
Prioriza los costes mínimos de salida
Aunque el escenario ideal sea salir a mercado con tu propio local, con las mejores máquinas, con todo nuevo a estrenar… valora en el plan de negocio que quizá sea mejor salir a mercado con una inversión mínima, e ir reinvirtiendo cada año los beneficios del cierre de ejercicio. Poco a poco iremos adecuando la empresa al nivel en el que queremos movernos. Esto nos da espacio para testear el producto en el mercado, con una inversión con poco dinero.
Revisa que el punto de equilibrio sea asumible
Haciendo el cálculo del punto de equilibrio, que es el nivel de facturación que tenemos que alcanzar para cubrir los costes, nos puede ocurrir que la cifra de venta obtenida esté fuera de nuestra capacidad máxima de fabricación, es decir: el negocio tal como está planteado es inviable.
Si te encuentras en este caso, toca todas las variables que influyen en el cálculo para hacer que los costes sean más bajos y puedas cubrir costes, antes de hacer la inversión inicial en la empresa.
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